sábado, 7 de febrero de 2015

¿Por qué no creo en una regulación para el “homeschooling”?


Actualmente en Puerto Rico la educación en el hogar es autorregulada. Es decir, en cada hogar la regula cada padre o madre educadora. Cada familia decide cuál filosofía educativa, estilo de aprendizaje o método de evaluación desea para sus hijos(as). No es capricho entonces si algunos gritamos, cada vez que un legislador desea atentar con nuestro derecho y libertad de escoger sobre la educación de nuestros hijos(as). Así como hay familias que evalúan distintos colegios para matricular sus hijos(as) habemos familias que leemos y nos educamos referente a diferentes filosofias educativas o estilos de aprendizaje y escogemos la que mejor se ajuste a nuestras realidades.


Cada legislación que se propone muestra mucho desconocimiento sobre lo que significa ser “homeschooler”.  Nosotros no tenemos escuelas en las casas, tenemos hogares y en esos hogares nuestros hijos aprenden todo el tiempo, todos los días, de todo lo que les rodea. En  Puerto Rico (como país) no existe una filosofía educativa constante, cambia cada cuatro años con las elecciones. Regirse por el estado puede implicar que nuestras familias tengan que cambiar igualmente según quien esté en el poder. Entonces, ¿qué pasaría con los que seguimos una filosofía “unschooler” o natural? Seríamos juzgados, porque no entienden que sea correcta. ¿Qué pasaría con los que no desean exponer a sus pequeños a la presión de una prueba estandarizada a tan corta edad? ¿Qué pasaría con los que creen en la filosofía de inteligencias múltiples? o con los que creen y piensan en que todos somos diferentes y aprendemos a nuestro ritmo.


Veo constantemente niños(as) y padres que sufren con las tareas escolares que deben hacer luego de haber salido de la escuela. Escucho quejas frecuentes sobre la seguridad de las escuelas y el poco interés que hay para atender aquellas situaciones particulares de los estudiantes. Veo letreros en cada esquina de escuelas que certifican una escuela superior en dos meses. ¿Qué puede aprender uno en dos meses? ¿Por qué razón no supervisan esas escuelas?¿Por que razón no se invierten recursos y tiempo en arreglar nuestras escuelas? ¿Por qué no legislan para que en cada escuela sea compulsorio tener bibliotecas? ¿Por qué no se invierte energía en mantener seguras las escuelas? Cada vez tenemos mayores problemas sociales y el gobierno insiste en “regular” algo que funciona, cuando se debe regular aquellas cosas que no funcionen, que traigan problemas o que sean una amenaza.


Justo hoy veía un video de unas madres en una escuela peleandose, escupiendose y halandose por los pelos. Recordé entonces que una de las cosas que me sorprendió cuando empecé hace 12 años atrás fue que al visitar los grupos de apoyo, aquellos niños educados en el hogar, eran niños que cuando jugaban no se empujaban, ¡hacían filas sin empujarse! Se hablaban, sin gritos y sin que hubiera una palabra obscena entre cada dos palabras. Era un sueño hecho realidad. ¡Quería eso para mis hijos! Como maestra qué hubiera dado yo porque mis estudiantes hicieran una fila ordenada, (como cuando uno va al banco, que no tengo que empujar al que está frente a mi). Eso lo he vivido y lo he logrado por casi 12 años. Ahora vuelve otra vez el gobierno a atentar con mi libertad de escoger sobre la educación en el hogar.

No es un capricho o deseo de estar en contra de la ley. Es simple y sencillo, es mi derecho y está actualmente garantizado bajo la Constitución de Puerto Rico. Según el Artículo II, Sección 5 dice: “La asistencia obligatoria a las escuelas públicas primarias, hasta donde las facilidades del Estado lo permitan, según se dispone en la presente, no se interpretará como aplicable a aquellos que reciban instrucción primaria en escuelas establecidas bajo auspicios no gubernamentales.” Mis hijos estudian en “auspicios no gubernamentales”, pues mi hogar lo mantengo yo, con el dinero que gano de mi salario.

Además yo NO tengo una escuela… ¡yo tengo un hogar!

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